Tutorías
Cuando escribimos un guión, el punto de partida suele ser lo más próximo que tengamos a mano: una idea, una imagen, algo que nos contaron, algo que leímos, una sensación, un pensamiento que nos sacudió, un tema que queremos desentrañar, algo que queremos liberar o explorar.
En mi experiencia, contar con la compañía de otra mirada, de una voz externa, ha sido invaluable al desarrollar proyectos audiovisuales. Cuando estamos sumergidos en nuestro propio caos creativo, hay cosas que se nos escapan, obstáculos que a menudo nos imponemos nosotros mismos y hasta a veces intentamos ajustarnos a las normas de la narrativa convencional por miedo a que, si no lo hacemos, algo falle.
La tutoría es una herramienta para conocernos como autores, para animarnos a dar el salto, para confiar en nuestro instinto, para confirmar que estamos en el camino correcto cuando nos encontramos inmersos en nuestra obra, sin dejarnos desorientar por un montón de opiniones ajenas. Es muy importante escucharse primero y confiar.
Me gusta acompañar a los creadores en este proceso, porque yo también fui acompañada y aprendí que, en este recorrido divertido y a veces sinuoso que es escribir, lo más importante es mantenernos fieles a lo que queremos contar. No perderse. Ser nosotros mismos.
El oficio del script doctor consiste en recibir un guión y con un ojo agudo y una mente crítica, desentrañar las capas ocultas de una historia. Sumergirse en el texto con la precisión de un cirujano (¡Epa!), buscando los puntos débiles o las inconsistencias que podrían descarrilar el viaje narrativo. No se limita a corregir errores sino a revelar el potencial latente del guión, afinando diálogos, fortaleciendo personajes y ajustando tramas.
Podría decir que actúa como un ingeniero de masterización. Así como un ingeniero ajusta los niveles de audio, ecualiza y optimiza el sonido para obtener una mezcla final pulida, un script doctor revisa y ajusta la estructura, el ritmo y el contenido del guión. Sube o baja el impacto de ciertas escenas, realza la narrativa y ajusta los detalles para asegurar que fluya de manera coherente y efectiva.
Atención: La tarea más desafiante es la de mantener la autoría intacta y auténtica: No inundarla de opiniones personales que nublen la voz del autor sino mas bien, potenciarla.